CRECIMIENTO DEL ALUMNADO
El objetivo de la enseñanza es el crecimiento de cada alumno. Ni siquiera la transmisión de la cultura, que es una de las tareas específicas de un colegio, es el fin último y exhaustivo, porque no podría alcanzarse sin el crecimiento de aquel al que se le transmite esa cultura. Una transmisión mecánica y exterior, seguida inevitablemente de un aprendizaje de este tipo, no tiene nada que ver con un saber auténtico ni con una ciencia auténtica.
El saber es una conquista personal que cada uno realiza, y que se ve favorecida en el encuentro con un maestro que sabe hacerlo revivir. En esta etapa de Educación Secundaria, se trata de que el estudiante llegue a “hacer suyos” los conocimientos que adquiere, no sólo en función de “competencias” que pueda ejercitar, sino como conciencia de sí mismo y de la realidad. El estudio, la didáctica en clase, y las actividades complementarias están en función del crecimiento del estudiante.
Una consecuencia metodológica importante es constatar que el aprendizaje no lo provoca tanto lo que decimos a los estudiantes sino el tipo de trabajo al que les introducimos en clase.
