En la actualidad, el uso de pantallas y dispositivos electrónicos se ha convertido en una parte esencial de la vida cotidiana de muchas personas, incluyendo a los niños desde temprana edad. Aunque estas herramientas pueden ser útiles en muchos aspectos, su uso excesivo y temprano puede tener consecuencias negativas para el desarrollo de los niños.

Una de las principales consecuencias del uso excesivo de pantallas y dispositivos electrónicos en los niños es el impacto que puede tener en su desarrollo cognitivo. El desarrollo cognitivo es el proceso por el cual los niños adquieren habilidades como la atención, la memoria y el pensamiento crítico. Varios estudios han encontrado que el uso excesivo de pantallas puede afectar negativamente la atención, la memoria y otras habilidades cognitivas. Algunos expertos han señalado que su uso frecuente puede afectar negativamente la capacidad de los niños para desarrollar habilidades sociales y emocionales.

Un estudio realizado por la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) encontró que el uso excesivo de pantallas puede afectar negativamente la atención y la memoria de los niños.

Otra consecuencia importante es el impacto que puede tener en su salud física. Pasar mucho tiempo frente a tablets, móviles, ordenador o televisor, puede generar problemas de salud como dolores de cabeza, fatiga visual y problemas para dormir. Un estudio de la Universidad de Harvard encontró que la exposición a la luz azul emitida por las pantallas y dispositivos electrónicos puede afectar negativamente la calidad del sueño.

Uno de los impactos negativos más acuciantes que se está observando cada vez más, es en la salud mental y emocional. Un estudio publicado en la revista Pediatrics reveló que los niños que pasaban más tiempo frente a pantallas, tenían un mayor riesgo de desarrollar problemas de salud mental y experimentar cuadros de ansiedad, depresión y otros tipos de trastornos psicológicos tendiendo asimismo a un aislamiento social.

El uso de tablets, vídeos, móviles o videojuegos es uno de los recursos más cómodos y rápidos para calmar a los niños o para que estén entretenidos mientras los adultos necesitan atender a otras cuestiones. Pero es necesario conocer las consecuencias a corto y largo plazo que estos hábitos desencadenarán en los niños.

Recomendamos algunos recursos para las familias que permitan reducir el uso de pantallas en sus hijos:

  • Establecer límites claros sobre el tiempo que sus hijos pueden pasar frente a dispositivos electrónicos. Los expertos recomiendan que los niños menores de dos años no deben usar pantallas en absoluto, mientras que los niños mayores de dos años deben limitar su uso de pantallas a no más de una hora al día.
  • Establecer reglas sobre el uso de dispositivos electrónicos durante las comidas, antes de dormir y en otras situaciones en las que se espera que los niños interactúen con los demás.
  • Fomentar actividades alternativas que no involucren dispositivos electrónicos. Esto puede incluir actividades como leer libros, jugar juegos de mesa, hacer manualidades y pasar tiempo al aire libre.