A lo largo de mi trayectoria profesional y personal creo que en la educación del niño el juego es la herramienta más completa que le podemos ofrecer para vivir el día a día de la etapa de Infantil. Es algo innato en los primeros años: su cuerpo les pide jugar para crecer.

La unidad en el crecimiento de la persona es fundamental. Por esto, para conseguir un desarrollo global y completo de cada uno, no debemos conformarnos con que únicamente se diviertan cuando juegan, sino que también sean capaces de explorar, entender y expresar verbalmente sus ideas, inquietudes, ocurrencias y sentimientos…  Este proceso, poco a poco, va construyendo su identidad.

Aprenden a compartir y a pedir objetos con unas características determinadas, colores, formas, tamaños… Adquieren roles de los adultos intentando copiar cómo funciona la sociedad, juegan a ser padres, peluqueros, policías, doctores, dependientes…son sensibles si algún niño se hace daño o está solo.

Es común que el alumno de 3 años cuando llega por primera vez al colegio, en sus primeros días prefiera jugar solo de una manera independiente por inseguridad y por desconocimiento del nuevo entorno; debemos respetarlo, hay que dejarle su tiempo y darle su estabilidad en el nuevo espacio. Se conforma con observar lo que hacen los compañeros, que tenga a personas cerca, que tenga una compañía. Es en este período donde está iniciándose en la regulación de conductas: mira, observa, pregunta… para lograr llegar a acercarse a los demás sin miedo y sin manifestar enfado, comenzando a forjar las primeras amistades. Los niños de esta edad quieren agradar y tener buena relación con el resto.

Cuando se dan cuenta de que jugar con el otro es más estimulante, desarrollan nuevas capacidades, colaboran entre ellos, admiten normas y respetan turnos. Juegan con el cuerpo, con objetos y con juguetes. Poco a poco, con los juegos, adquieren habilidades psicológicas, intelectuales y sociales. Es importante respetar y otorgarles libertad para que emerja su personalidad y descubran sus gustos y preferencias.

Por todo ello, la imaginación y la creatividad que desarrollan en el juego hacen que sea una ocasión privilegiada de aprendizaje y socialización.

 

Ana Augusto

Profesora de Educación Infantil