Queremos que estas palabras de S. Gregorio de Nisa indiquen de alguna manera el horizonte para este curso. El asombro es la puerta que nos abre al mundo; es la actitud propia de quien se asoma por primera vez a las cosas. Basta pensar en la amistad, el amor o fenómenos de nuestro día a día, como la lluvia, las estaciones, las estrellas o el cielo. Cada uno de ellos despierta en nosotros de manera natural una admiración y sorpresa. Todo ello está pero podría no existir; y nos maravillamos por su belleza, grandeza y orden.
Sin embargo, sabemos que no siempre vivimos con esta actitud; la desilusión, la costumbre o la monotonía nos alejan de esa sorpresa inicial y nos sitúan de una manera más pobre ante las cosas y las personas. Podríamos decir que es una dinámica habitual y, al mismo tiempo, muy típica de nuestro tiempo. Acabamos dando muchas cosas por descontado, ya se trate de la familia, de la vocación o del trabajo. Esta pérdida del asombro tiene connotaciones muy graves también en la escuela, cuya misión se ha reducido en muchas ocasiones a una transmisión aséptica de información.
¿Es posible recuperar una mirada llena de asombro por todo lo que existe? Tenemos una responsabilidad muy importante entre manos, que es ayudar a nuestros hijos y alumnos a acoger y comprender la realidad en su totalidad; pero esto sólo puede acontecer si nosotros mismos, padres y educadores, comunicamos nuestra propia sorpresa y admiración por todo lo que existe, por su dignidad y misterio. El conocimiento y, por lo tanto, la enseñanza, solo se pueden entender dentro de este horizonte, en el que los alumnos son constantemente invitados a ir más allá y llamados a una aventura extraordinaria: adentrarse en lo que todavía no conocen, amar más y mejor lo que conocen.
«Aquellos que moran, tanto científicos como profanos, entre las bellezas y misterios de la tierra nunca están solos o hastiados de la vida. (…) Lo esencial: estar atentos, saber ver, dejarse asombrar, preguntarse» (Rachel Carson, El sentido del asombro). Queremos promover en nuestro colegio y barrio esta forma de educar, que favorece la atención, la observación, la investigación y la pregunta. Solo el asombro conoce.