Son muchos los aspectos que las familias consideramos a la hora de elegir centro. Inevitablemente damos mucho peso a los circunstanciales (proximidad a nuestros domicilios, lugares de trabajo, horarios, etc.). Sin embargo, hay algunos aspectos -menos visibles, en apariencia- que son fundamentales a la hora de escoger centro educativo ya que definen el corazón de cada propuesta educativa. Nos centraremos en ellos.
Principios educativos del centro e identidad
La escuela nunca es neutral. Siempre propone y ofrece respuestas con una identidad, fruto de la propia historia y reflexión del sujeto educativo que la compone. Este rostro concreto, que conforma la propuesta de cada escuela, es algo vivo y en constante cambio, pero a su vez debe ser identificable, lo suficientemente claro como para que las familias puedan reconocerlo y entender si dicha propuesta es la que más se adecúa a sus expectativas y preocupaciones.
Pasión por el conocimiento y la cultura
La escuela tiene una función privilegiada en la transmisión cultural. Para que la persona crezca, ésta debe asimilar una tradición cultural, capaz de ofrecer lo mejor de nuestra historia: comenzando por el lenguaje y llegando a las obras e hitos más significativos, en el campo de la literatura, el arte, la historia o la ciencia. La escuela debe repensar constantemente esta misión, con la conciencia de que no puede renunciar a la transmisión de un “conocimiento poderoso”(G. Luri). Gracias a esta propuesta cultural la persona podrá adquirir los instrumentos y hábitos racionales necesarios para crecer y afrontar los desafíos de nuestro contexto.
Acompañamiento del alumno
La persona está llamada a crecer en toda su integridad, y la escuela debe contribuir a ello. En primer lugar, ofreciendo una propuesta académica y culturalmente digna. Junto a ello, debe construir un ámbito humano, en el que cada alumno sea llamado por su nombre, sea acompañado y guiado. En este sentido, todas las propuestas de la vida escolar son importantes porque todas ellas son ocasión para favorecer que la persona crezca. Una escuela será interesante si es capaz de ofrecer una propuesta global, dentro y fuera del aula.
Apertura al mundo
Una escuela es un espacio único de aprendizaje. Y este, cuando es genuino, nos lanza al mundo, amplía nuestra curiosidad e intereses. Una auténtica educación no cierra sino que nos impulsa a conocer y a descubrir otras culturas, idiomas y realidades. Este es un indicador adecuado, aunque difícil de medir. ¿Nuestros hijos y alumnos saben plantear preguntas y problemas? ¿Tienen más curiosidad por saber?
Comunidad educativa
Cada vez más las familias desean encontrar una comunidad educativa, un espacio en el que puedan encontrarse profesores, alumnos y familias. Nos encontramos en un momento social y cultural muy complejo y se hace evidente que la escuela tiene una misión fundamental. Pero no puede ser un reducto alejado de las familias. Al contrario, debe construir en diálogo con ella, ofreciendo propuestas y momentos para el diálogo y el encuentro. En esta colaboración radica en gran medida el éxito de una escuela. La comunidad educativa comienza en primer lugar por el claustro, que es el sujeto educativo fundamental. La fuerza de una escuela dependerá en gran medida de sus energías y capacidad de reflexionar y ofrecer una propuesta atractiva y sólida a alumnos y familias.
En el Colegio Internacional G. Nicoli creemos en estos pilares y aspectos básicos de la educación que nos sostienen y hacen de nuestra escuela un lugar de crecimiento personal.
Si quieres conocernos puedes solicitar una visita personal al centro aquí (https://colegionicoli.org/solicita-una-visita/), o visitar nuestra página web. https://colegionicoli.org/